un poco de todo, mucho de nada, razones, reflexiones y cualquier cosa cercana...

martes, 1 de abril de 2008

Planta

El fino tallo termina en un extremo algodonoso formando una figura curva. Es tan delicado que permite ilimitada movilidad al resto de la planta. Entonces el tallo junto al resto bailan con el viento. Dibujan círculos, parecen asentir mientras van de arriba para abajo y, de vuelta, hacia arriba. Por momentos, cuando el viento cede, se queda quieta, inmóvil, expectante. Hasta que una nueva ráfaga la moviliza y obliga a sacudirse.
El velludo final es blanquecino, pero con destellos morados. Me pregunto que pasará si soplo sobre esa superficie tan débil y endeble. ¿Saldrán todos sus fragmentos volando y flotando? De aquí se ve tan suave como una pluma. ¿Cómo se sentirá tocarlo?
La alta y fina planta esta rodeada por sus similares. Las que no son tan largas quedan atrapadas entre los tallos vecinos que no les permiten demasiada oscilación. Solo sentirán la libertad de girar cuando crezcan. Cuando lleguen a la altura necesaria serán capaces de sentir eso que, cuando miran hacia arriba, piensan que sienten esas que están danzando ahora.
PnZ

2 comentarios:

Azul es lejos dijo...

Cola de zorro?
A mi me vendieron la ilusión de que al soplar un diente de león la sustancia blanca y volátil se convertía en una especie de polvo mágico que cumplía un deseo. A los ocho años iba por la vida soplando plantitas para que no se sintieran celosas del diente de león.
Un poco ilusa, no?

Uschi dijo...

todavia soplo panaderos... no les pido deseos, eso si

Loca yo?? nahhhhhhh