un poco de todo, mucho de nada, razones, reflexiones y cualquier cosa cercana...

jueves, 15 de noviembre de 2007

Noviembre

Mediados de noviembre en Buenos Aires, el reloj recién acaba de marcar las seis de la tarde. El cielo es marcadamente celeste todavía pero contrasta con el exagerado frío para esta época del año. Si cerráramos los ojos podríamos aventurar, y estaríamos errados, que el mes en curso es mayo o junio.
Camino unas cuadras hacia la parada del colectivo. El fuerte viento que pega en mi rostro no me deja respirar normalmente. Bajo la cabeza tratando de facilitar la entrada de aire a mis pulmones. No llevo más de dos cuadras caminadas desde que inicié esta mínima travesía por el barrio y ya estoy completamente despeinado. No que realmente importe, pero este viento invernal en medio de la primavera me está perturbando.
Un señor sentado en la vereda, apoyado en la pared de una casa, bebe pequeños tragos de una bebida misteriosa oculta en una bolsa. No puedo saber que es, podría intentar adivinar, pero no me gustaría prejuzgar o enjuiciar al anónimo bebedor. Así que queda librado a ustedes los lectores imaginarse el brebaje que mas les guste, sea alcoholizado o no, para este desconocido personaje. Su cabeza mira hacia el otro lado de la calle, pero sus ojos no miran hacia ningún lado. Da breves tragos y no se mueve mucho. La gente, también yo, desfila a su lado y no pasa nada. El señor sentado no se inmuta tampoco. Su crecida barba blanca ni siquiera se mueve por el poderoso viento confundido de estación.Empiezo a sentir la nariz congestionada. Mis ojos comienzan a estar llorosos, siento como pican. Llego a la parada y el colectivo tarda. La cola, que era de tres o cuatro personas, comienza a alargarse. Todos esperando lo mismo, ese número que nos lleve a nuestro destino. Sea cual fuere ese final propio de cada uno, donde nos separemos, todos coincidimos en este momento. Una conexión mínima, un nudo irrelevante. Pero, aún así, son vidas que se cruzan, se atan y se desatan en un momento ínfimo pero real, son cruces y separaciones, todas en un pequeño lapso mientras esperamos el colectivo.
...PnZ!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Veo que te gusta esto de los cruces... por lo de Neruda y Gonzalez Videla también, son interesantes tus observaciones, algo existencialistas y maravilladas, me gusta tu estilo y lo que se desprende de tus escritos.

Isa